miércoles, 13 de noviembre de 2013

La Mallorquina

Hoy han iluminado el árbol navideño de la Puerta del Sol (este año patrocinado por Loterías y Apuestas del Estado), así que es un buen momento para dar un paseo por el centro y hacer un breve descanso en La Mallorquina.

Hablar de La Mallorquina es hablar de uno de los sitios con más historia de Madrid (desde 1894) y de una de las pastelerías más turísticas por su situación (en la Puerta del Sol, esquina con la calle Mayor).

Si pasamos por la puerta, será casi imposible no pararnos a deleitarnos con los dulces que muestran en los escaparates. Es un sitio ideal para desayunar, merendar o simplemente darnos un capricho en cualquier momento del día.






En la parte inferior encontramos la pastelería. La barra suele estar llena, pero nos atenderán en poco tiempo porque se dan bastante vida. 
Si nos apetece sentarnos, en el piso superior está la cafetería, donde podemos tomar un buen café o un chocolate con churros disfrutando de las vistas de las plaza. No suele haber problemas para encontrar sitio. Te recomiendo que antes de subir eches un ojo en planta baja y subas con la decisión tomada de lo que vas a pedir, porque no te ofrecen carta arriba, aunque si la quieres puedes pedirla.

El nombre del local se debe a su fundador, Juan Ripoll, de origen Balear, siendo conocida en sus orígenes por las ensaimadas. A principios del siglo XX las familias adineradas empezaron a frecuentar La Mallorquina y las tertulias que tuvieron lugar en el salón eran de las más importantes en Madrid. Fue gracias a estas tertulias que La Mallorquina se convirtió en un centro cultural en los años antes de la Guerra Civil Española.

Si es que aún no conoces el lugar (cosa que dudo) te recomiendo que entres y que pruebes las napolitanas, de crema o chocolate.


En épocas próximas a la Navidad tienen una amplia variedad de turrones.




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